El abrigo de los margenes
Desliza la mano sobre la pared húmeda del cuarto.
Con la mirada amplia avanza
sobre las sombras de mi cabeza rapada.
sobre las sombras de mi cabeza rapada.
Me corre lentamente el rostro, estancado en la luz
que se filtra por la cortina…
que se filtra por la cortina…
Clava puñales en los bordes
de la cama agitada por recetarios.
de la cama agitada por recetarios.
El circo subterraneo aunque tiembla desesperado en el murmullo,
es conducido por una sonrisa
que domina los cuerpos fragmentados,
haciéndolos sus marionetas.
es conducido por una sonrisa
que domina los cuerpos fragmentados,
haciéndolos sus marionetas.
Los animales a punto de extinción
mastican sus jaulas
hasta arrojarlas a la mesa de entrada
de la pantanosa guardia de hospital.
mastican sus jaulas
hasta arrojarlas a la mesa de entrada
de la pantanosa guardia de hospital.
Pasos largos en la escalera,
entrecortados en el pasillo, apresurados
se amontonan en la entrada de la habitación
y se van alejando
como una música rutinaria de llaves
que finaliza desmemoriada.
entrecortados en el pasillo, apresurados
se amontonan en la entrada de la habitación
y se van alejando
como una música rutinaria de llaves
que finaliza desmemoriada.
Esa mujer condenada a muerte se escapa,
mientras me seca lentamente con un paño
la sangre de los arboles moribundos que la vieron parir una y otra vez
en el bosque de los suicidas.
mientras me seca lentamente con un paño
la sangre de los arboles moribundos que la vieron parir una y otra vez
en el bosque de los suicidas.

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