Sunday, August 20, 2006

Y en sus dedos va rascando los segundos,
que hacen de ropa en su mirada a los rincones
que se expulsan, se desean, y atestiguan
lo opaco del claro mas temido.
Una ves vuelve, es otra y llega a su esquina,
y es la sombra su habla,
entonces tiembla y se interrumpe.
araña el suelo de su plaza mas privada.
Deja el aroma en un pasillo angosto pintado de gris,
deteniendose arroja el ojo con un iris de otoño al trapo escurrido en un balde.
Y en el encuentro dice mas en el silencio
que en el labio que es incertidumbre de su noche diurna.

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