Wednesday, September 12, 2012

El abrigo de los margenes



Desliza la mano  sobre la pared húmeda del cuarto. 
Con la mirada amplia avanza 
sobre las sombras de mi cabeza rapada.
Me corre lentamente el rostro,  estancado en la luz 
que se filtra por la cortina…
Clava puñales en los bordes 
de la cama agitada por recetarios.

El circo subterraneo aunque tiembla desesperado en el murmullo, 
es conducido por una sonrisa 
que domina los cuerpos fragmentados, 
haciéndolos sus marionetas.

Los animales a punto de extinción
 mastican sus jaulas 
 hasta arrojarlas a la mesa de entrada
 de la  pantanosa guardia de hospital. 
Pasos largos en la escalera, 
entrecortados en el pasillo, apresurados 
se amontonan  en la entrada de la habitación 
y se van alejando 
como una música rutinaria de llaves
que finaliza desmemoriada.

Esa mujer condenada a muerte se escapa, 
mientras me seca lentamente con un  paño 
la sangre de los arboles moribundos que la vieron parir una y otra vez 
en el bosque de los suicidas.